Leí hace tiempo un artículo en internet en el que se hablaba de lo ridículo que era que el material considerado premium en telefonía móvil actualmente sea el más frágil de todos: el cristal. No puedo estar más de acuerdo. Puedo presumir de ser una de las personas más cuidadosas del mundo: es difícil que se me caiga algo o que rompa algo. Soy un seguro anti-roturas. Pero hasta el mejor escribano echa un borrón.
Y lo malo es que me sucedió con algo que no era de mi propiedad. Un día en el coche estaba con el móvil de mi mujer, lo dejé apoyado en mi regazo, se me olvidó que estaba ahí y cuando abrí la puerta del coche, ¡zas! al suelo. Fue la primera y, hasta ahora, última vez que el móvil se ha caído al suelo. Pero la parte de atrás del móvil se rajó, por suerte la pantalla resistió sin ningún rasguño.
Automáticamente miré ofertas productos telefonia para ver si podía resolver el problema. Soy de los que no soporta alterar la armonía y que cuando hay un problema trata de solucionarlo rápido por todos los medios posibles. El móvil de mi mujer es uno de sus objetos más preciados: la verdad es que está muy bien. Cuando ella descubrió que estaba roto (lo vio antes que yo) puso una cara de querer hacerme comer el móvil.
¿A quién se le ha ocurrido poner cristal en un aparato de tanto uso y riesgo de caída como es el móvil? Es como si empezásemos a hacer los coches con carrocería de cristal. Pero claro, el cristal es muy bonito y muy premium, pero se raya rápido, se mancha y con una sola caída ya está la faena hecha. Y luego están los que le ponen una carcasa. ¿Qué sentido tiene comprar un móvil bonito y luego tener que taparlo para que no se rompa? Es como si te compras un Ferrari y lo cubres con una lona.
El gasto en arreglos de pantallas o carcasas es muy considerable. Por suerte, siempre están las ofertas productos telefonía que nos sirven para encontrar dispositivos con acabado en aluminio o plástico: no serán premium pero no se autodestruyen.