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Estoy en una fase de mi vida en la que tengo más tiempo. En el trabajo va bastante bien, nos permiten tener un par de días a la semana de teletrabajo y eso me ha facilitado mucho la tarea. Pero, por otro lado, ha supuesto un reto que es trabajar adecuadamente desde casa, algo que apenas había hecho en mi vida. 

Y es que para trabajar desde casa tienes que tener un cierto dominio de la parte técnica que en mi caso era bastante limitada. En la oficina cuando tienes un problema con alguno de los equipos informaticos pones una incidencia y se ocupan ‘los de informática’. Pero en casa es un poco diferente. Aunque en remoto también te pueden ayudar, el trabajador debe tener unas mínimas nociones.

Fue así como empecé a meterme en algunos foros informáticos, al principio para solucionar un par de problemillas con el ordenador. Pero después le cogí el gusto. Es algo que me suele pasar con otras aficiones. Me gusta meterme en cosas que domino e ir aprendiendo poco a poco. Resulta un poco curioso porque no soy de meterme muy a fondo en una sola cosa y hacerme un experto, sino mirar muchas cosas diferentes. 

En el caso de la informática empecé a cogerle el gusto en un subforo sobre teletrabajo en el que algunos expertos daban consejos para sacar el mejor rendimiento a esta forma de trabajar. Trucos que iban desde cómo orientar adecuadamente la mesa del despacho (o la mesa donde trabajes en casa) hasta qué procesador elegir para equipos informáticos domésticos dirigidos exclusivamente al teletrabajo.

Así fui aprendiendo que los ordenadores para trabajar en tareas sencillas que no necesitan muchos programas funcionando a la vez no precisan ser muy potentes ni caros. Que más bien se trata de ordenadores de uso sencillo, intuitivos y duraderos. 

Sé de algún compañero que, en plena época del confinamiento, se volvió loco y compró ordenadores carísimos y súper equipados cuando lo único que iba a hacer era conectarse a un chat y hacer algunas videoconferencias... Mejor gastar en un buen micrófono inalámbrico.

El escaparate es uno de los mejores reclamos para vender los productos de una tienda. Los que pasean por la calle pueden ver lo que se ofrece desde el interior y echar un vistazo, dejándose tentar, antes de entrar y preguntar por algo en concreto. Pero precisamente, por estar expuestos durante todo el día, también corren el riesgo de sufrir los efectos negativos del sol.

Cuando el sol incide sobre un escaparate durante horas puede dañar los productos expuestos. Dejando a un lado los alimentos, que lógicamente solo pueden ponerse a la vista en unas condiciones sanitarias totalmente garantizadas, el sol puede hacer que la ropa se acabe quedando descolorida o que los libros y los objetos de decoración también pierdan color.

Esto es un problema que en la mayoría de los casos trata de solucionarse con Estores para escaparates que protegen lo que hay en el interior de la luz dañina del sol. Pero es muy importante escoger bien estos estores para no acabar causando una pésima impresión en el cliente que se detiene a ver qué se le ofrece.

Un ejemplo de estores inadecuados son los de plástico en un tono amarillo o dorado muy intenso que se pueden ver en algunas tiendas. No vamos a entrar en su poder para detener la acción del sol, pero es innegable su poder para alejar a la gente, ya que lo que se puede ver a través de estos plásticos no es nada atractivo. Es absolutamente imposible juzgar los colores de las cosas e incluso ver bien qué es lo que se tiene expuesto.

El problema de estos estores es su baja calidad ya que el plástico distorsiona la imagen, lo que sumado a un color exagerado hace que no resulte nada agradable mirar a través del mismo. Por eso es muy importante escoger un estor de alta calidad, que puede tener un ligero tono para poder ejercer su filtro, pero que permite ver con comodidad todo lo que hay al otro lado y que no deforma la imagen.

El estor también sufre el deterioro del sol y del paso del tiempo, por lo que es muy importante cambiarlo con frecuencia. Dicha frecuencia dependerá de cuántas horas y con qué intensidad le esté dando el sol, pero en cualquier caso es bueno reponerlo cuando se vea deteriorado para que no cause una mala impresión al cliente.