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  1. Las anillas a la romana congeladas para hosteleria y otros alimentos congelados de alta calidad. Son más baratos que los que se compran para el hogar, sobre todo porque los formatos son más grandes. Pero si tienes un congelador de buen tamaño o una familia numerosa, te saldrán muy a cuenta. No son recomendables para hogares en los que solo viven una o dos personas ya que las cantidades de las bolsas son excesivas para ellos y ocupan mucho sitio. La calidad de los congelados para hostelería es muy alta y hay una gran variedad de productos que incluyen carnes de todo tipo, pescados y otros productos del mar y verduras.
  2. La ropa. La ropa que se fabrica específicamente para los trabajadores de hostelería, como los gorros para recoger el pelo o los mandiles, son mucho más cómodos y más económicos que muchos de los que se compran normalmente para usar en casa. Además, dan muy buen resultado. Por eso, muchas personas compran este tipo de artículos en tiendas especializadas en ropa de trabajo y se ahorran dinero ganando en comodidad y calidad.
  3. Menajes. Muchas veces, el menaje que usamos en casa se basa más en la estética que en la calidad. Pero los productos de uso industrial están pensados para durar mucho tiempo y dar los mejores resultados. Por eso, las ollas son capaces de transmitir el calor de una manera igual a todo su contenido o las sartenes soportan el uso prolongado sin perder sus capas adherentes. Por no hablar de los cuchillos que cortan de verdad y que siguen cortando al cabo de varios meses. Incluso hay quienes compran los platos básicos de hostelería para sus casas porque son muy económicos y dan buen resultado para el lavavajillas.
  4. Limpiadores. Las cocinas de los restaurantes tienen que estar impecables y también los hornos, sartenes etc. Por eso, los desengrasantes que se usan para las cocinas industriales son ideales también para nuestras cocinas. Nos permitirán tener el espacio en el que preparamos nuestros alimentos totalmente desinfectado y listo para ser usado, con un aspecto impecable. Y sin tener que matarnos a fregar, ya que son productos de gran calidad. No se venden en los supermercados, sino en tiendas especializadas por lo que a veces son difíciles de conseguir para el consumidor normal. Pero vale la pena tratar de encontrar un proveedor.

Ingrediente habitual en sopas, purés, arroces, empanadas y suflés, la coliflor es un tipo de col (formalmente, Brassica oleracea var. botrytis) con múltiples beneficios para el organismo. Incluso la coliflor congelada para hosteleria conserva la mayor parte de su valor nutricional, pues los modernos procesos de congelación y ultracongelación mantienen intactas las propiedades de esta hortaliza milenaria, que se consume desde el año 4.000 antes de Cristo.

 

Una de las virtudes desconocidas de la coliflor es su alto contenido en antioxidantes (glucosinolatos e isotiocianatos, en particular) que contribuyen a la eliminación de toxinas que tienden a concentrarse en el cuerpo y que están detrás de la aparición de determinadas dolencias, además de frenar el desarrollo de las células afectadas por el cáncer. En otras palabras, el consumo de coliflor fresca o congelada nos ayuda a estar más sanos.

 

La ingesta de agua diaria es uno de los grandes dogmas actuales de la alimentación sana y equilibrada, consabido por todos. Sin embargo, la mayoría ignora que la coliflor es agua en un 90%, por lo que sus cualidades hidratantes son más que notables.

 

Esta última característica hace de la coliflor un alimento compatible con dietas y regímenes de adelgazamiento. Por otra parte, esta verdura es rica en ácidos grasos omega 3, lo que sumado a su contenido en vitamina K, la convierte en un remedio natural contra la artritis y otros tipos de inflamación. Por idénticas razones, estimula la creación de glóbulos rojos y blancos, efecto beneficioso para las gestantes.

 

Gracias a la presencia de altas cantidades de vitamina C, la coliflor es un perfecto aliado del sistema inmune. Igualmente, contiene ácido ascórbico y fólico, además de alicina, un compuesto químico que ha demostrado reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol en sangre. Sin lugar a dudas, una verdura muy completa que no puede faltar en la despensa doméstica.

El pulpo es una de esas especies marinas que no necesita carta de presentación para el consumidor español y cuya faceta más conocida se encuentra en los arroces, guisos y ensaladas más típicos de la cocina mediterránea y atlántica. Pero este molusco octópodo es algo más que un bocado apetitoso.

 

El pulpo congelado es un alimento con un alto contenido en minerales, proteínas y vitaminas liposolubles, como las vitaminas A, B y C, el potasio, el selenio, el sodio, el yodo y especialmente el calcio, por citar los más representativos. Por consiguiente, uno de sus beneficios más evidentes es el fortalecimiento de los huesos, tan importantes a edades tempranas. Asimismo, por sus aportes en aminoácidos y polisacáridos, la ingesta de pulpo contribuye a la prevención de diversas enfermedades y dolencias.

 

Además, estos cefalópodos destacan por su escaso contenido en grasas y calorías, siendo compatibles con un régimen saludable que busque limitar el consumo calórico, a fin de realzar la figura o de frenar la ganancia de peso corporal. De ahí que el pulso sea ‘amigo’ de deportistas y personas con intención de adelgazar.

 

Los afectados por el ácido úrico elevado también reconocerán un aliado en el pulpo, debido a su escaso contenido de purinas. Lo que sí posee, y en cantidades generosas, es el aminoácido llamado taurina, útil para la prevención de la diabetes, así como para combatir desórdenes metabólicos en órganos como el hígado.

 

Respecto a la tinta del pulpo, sus aplicaciones trascienden el ámbito culinario —como ingrediente exquisito en diversos platos— para convertirse en un agente benéfico de la salud humana. Según un estudio de la Universidad de Sonora (México), la tinta de este cefalópodo actúa como un potente regulador intestinal y contribuye a luchar contra el cáncer de mama.

 

Y es que el pulpo continúa siendo una caja de sorpresas para la comunidad científica, por más que el consumidor medio lo siga reduciendo a un bocado apetitoso.

Si cuentas con un buen Proveedor de gamba pelada congelada tienes arreglados muchos platos en la cocina. Te ofrecemos cuatro alternativas muy sencillas y sabrosas en las que las gambas peladas tienen un gran peso.

-Revuelto de gambas con champiñones. Los revueltos pueden hacerse con prácticamente todo. Una selección de verduras congeladas en las que destaquen los champiñones puede tener un toque muy especial si añadimos unas gambas que le den un toque especial y rompan con el sabor más suave de la verdura. Las gambas también casan muy bien con los revueltos de gulas, dándoles un toque delicioso sobre todo si se cocinan al ajillo.

Cualquier revuelto parecerá más elaborado y rico con unas gambas peladas que se añaden rápidamente y que no suponen ningún trabajo extra.

-Espaguetis con marisco. Un plato tan sencillo como unos espaguetis puede resultar mucho más especial si en lugar de acompañarlos con atún o con boloñesa lo hacemos con algunos mariscos congelados. Podemos añadir mejillones, almejas y, por supuesto, gambas peladas. Todo el marisco tiene que ser limpio y sin cáscara para que resulte muy fácil de comer y de disfrutar. Las almejas podemos cocinarlas con cáscara para darle un toque decorativo al plato, situándolas encima de la pasta.

Para completar este plato podemos añadir un poco de salsa elaborada con tomate natural triturado y un toque de albahaca.

-Gambas al pimentón. Es una receta muy fácil de hacer, original y realmente sabrosa. Su elaboración es muy parecida a la del famoso pulpo a la gallega o pulpo “a feira” y su sabor no deja a nadie indiferente. Es un plato perfecto para un picoteo y que se cocina en cuestión de muy poco tiempo.

La base del plato son rodajas de patata cocida sobre la que se colocan las gambas peladas elaboradas previamente a la plancha con algo de ajo. Se riega todo con un generoso chorro de aceite de oliva virgen, un poco de sal gruesa y pimentón picante de calidad. Y listo para saborear.

-Arroz con marisco. Este plato gusta a prácticamente todo el mundo, pero gusta mucho más cuando todo lo que lleva está limpio y resulta fácil de comer. Se prepara un sofrito de base para el arroz y, una vez que se añade el grano se añaden también diferentes mariscos congelados y pelados, como mejillones, almejas y, por supuesto, las gambas.

Es una alternativa perfecta a los típicos arroces de marisco en lo que todo se encuentra con conchas y entero y resulta muy complicado de comer para niños y personas mayores.

¿Qué tienen en común un cuchillo sin dientes, una hierba de prado, un sintonizador y las larvas de mosca? Todos ellos están conectados con el mundo del queso de una forma u otra. El libro "Quesos para tontos" explica el mundo infinito de esta comida a los ignorantes.

 

Leche, cuajo, fermentos lácticos y sal. Estos cuatro ingredientes son suficientes para tener uno de los alimentos que más pasiones despierta a favor y en contra: el queso.

 

Los primeros vestigios de este derivado lácteo, muy extendido en todo el mundo, tienen más de 12.000 años. Pero como ocurre con otros productos, se consume más de lo que se conoce.

 

¿Cuál es el mejor queso? Para nosotros siempre será el queso azul de los pirineos. El cual si quieres comprarlo te recomendamos esta tienda en donde puede Comprar queso azul de los pirineos barato.

 

¿Cómo es su proceso de producción? ¿Qué tipos, formas y sabores tiene? ¿Hay vida más allá de la distinción entre fresco, medio maduro y curado? ¿Se puede hacer queso con leche que no sea de vaca, oveja o cabra?

 

Para responder a estas y muchas otras preguntas, Cel·la Mondejar y Aitor Labrador tradujeron al español el manual de iniciación "Cheese for Dummies" del francés François Robin, un manual editado por Planeta que quieren poner a disposición de los 'secretos' de este superalimento para el público en general.

 

Si bien sus ingredientes son bien conocidos y fáciles de recordar, es menos de la clave de la que depende el producto final: la hierba que consumen los animales lecheros. “La riqueza del terruño se traslada a la leche del animal”, explica Aitor Labrador, periodista especializado en gastronomía y uno de los dos autores que tradujeron el libro al español. La leche, que es "la base del queso", se define por la calidad de la hierba que consume. Cuanto mejor sea la comida, más rica será la leche y más rico el producto final.

 

El "origen de la magia que convierte la leche en alimento sólido" ocupa parte del libro. Un proceso desconocido pero apasionante en el que intervienen tanto el tiempo como la experiencia de los maestros quesos.

 

El "truco" que convierte la leche en queso no es más que una parte del animal que los agricultores "descubrieron" hace miles de años: el cuajo. Es decir, una membrana mucosa que existe en el estómago de algunos animales y sirve como fermento para los productos lácteos.

 

El libro, que cubre tanto la historia de los alimentos como sus diversas geografías, está lleno de datos poco conocidos: Islandia, un país de apenas 355.000 habitantes, es el tercer consumidor per cápita del mundo; la cantidad de leche necesaria para hacer un trozo de queso -entre 4 litros si es fresco y 400 para algunos, como el Parmiggiano Reggiano-; o la frecuencia con la que hay que darle la vuelta a un queso al menos una vez a la semana para obtener un trozo.

Las verduras son parte imprescindible de nuestra dieta. Deben de formar parte de cualquier menú, sobre todo si regentas un local de hostelería con menú del día. Pero uno de los problemas de la verdura es que si se compra fresca, se estropea muy rápido y, además, supone bastante trabajo pues hay que ir a comprarla, limpiarla y trocearla.

Por eso, la verdura congelada es una de las mejores opciones para los menús del día, pudiendo contar con todo tipo de vegetales para tus platos. Un Proveedor de zanahorias congeladas para hosteleria aportará también otros productos como guisantes, preparados para ensaladilla, pimientos o setas. Y si además es un buen proveedor, te ofrecerá la mejor calidad a precios muy ajustados para que tus menús tengan precios altamente competitivos.

Pero una de las cosas que más trabajo pueden ahorrar en la cocina de cualquier restaurante del menú del día son los ajos y las cebollas ya cortados y pelados y las mezclas para los sofritos. Este tipo de cosas se usan a diario en la mayoría de los platos y suponen que todos los días haya que pelar ajos y cebollas y trocearlas junto con los pimientos previamente limpios.

Una de las ventajas de la verdura congelada es que no es necesario descongelar previamente para usarla, por lo que se puede ir cogiendo la cantidad necesaria de cada vez y tenerla siempre a mano. Si nos quedamos cortos y precisamos más, solo hay que cogerlo, pero nunca nos sobrará nada por haber descongelado más de lo que realmente se va a consumir.

Podrás añadir zanahorias, guisantes y pimiento a tus guisos, hacer sofritos con gran rapidez sin tener que cortar ni limpiar verdura o preparar unos deliciosos revueltos de setas o de grelos. Y todo sin preocuparte qué verduras están de temporada porque cuando hablamos de congelados todo está al día. Tu carta será más variada ya que tendrás productos siempre disponibles para realizar platos tan solicitados como la ensaladilla.

Tus platos estarán enriquecidos sin tener que encarecerlos y tus comidas serán mucho más deliciosas al contar con verduras de diferentes tipos. Y todo a muy buen precio, ya que la verdura congelada es realmente económica. Como se congela a través de procesos muy rápidos que son respetuosos con los productos, estas verduras no van a perder propiedades ni vitaminas resultando tan saludables como las frescas.

La leche en polvo se utiliza en muchas recetas para conseguir diferentes efectos, entre ellos una mayor cremosidad o espesor. Es el caso de los yogures caseros, deliciosos pero que, con frecuencia, nos quedan algo líquidos para nuestro gusto. Añadiendo un poco de leche en polvo asturiana, como una cucharadita de café por cada vasito de yogur, se consigue que este tenga un mayor cuerpo y quede más parecido en las apariencias a los que compramos en el supermercado.

Postres como el arroz con leche resultan deliciosos, pero si no se dispone de un robot de cocina se hace imprescindible revolver y revolver durante horas para que espese. Si en lugar de leche entera y nata o mantequilla se usa la leche en polvo para crear una leche espesa, se conseguirá un arroz mucho más cremoso y con un aspecto más atractivo y sabroso sin tanto trabajo, casi al instante.

 Solo necesitas el arroz previamente cocido, añadir la leche en polvo mezclada con agua y azúcar y con la consistencia deseada y, por último, un poco de nata. Al momento, se tiene ya un arroz con leche que no da trabajo y que está bueno. Este truco lo conocen muy bien los cocineros que logran así conseguir este postre de forma muy rápida. Al contrario que el arroz con leche clásico, este se sirve exclusivamente frío.

La leche en polvo se usa también para sustituir a la harina en algunas masas, como por ejemplo la famosa masa de pan de leche. Se consiguen así unos panes muy esponjosos y con un rico sabor dulce. Es un pan perfecto para quienes están a dieta porque es muy rico en proteínas y bajo en grasa y es apto para muchas dietas de moda.

Solo necesitas un huevo, seis cucharadas de leche en polvo y una cucharadita de polvos de hornear. Puedes separar la clara de la yema y ponerla a punto de nieve para conseguir un resultado todavía más esponjoso. Lo mezclas con movimientos envolventes, añades una chispa de sal y lo horneas en un molde a tu gusto. Un cuarto de hora a 180 grados en un horno previamente caliente es más que suficiente para contar con un pan recién hecho y perfecto para tomar con mermelada sin azúcar al desayuno o con jamón dulce a la merienda. Incluso solo es delicioso.

Los yogures de sabores son aquellos que tienen el gusto de una fruta pero que no contienen dicha fruta. Pero la diferencia entre unos y otros es en qué se usa para simular ese sabor y hacer que resulte más atractivo para el cliente.

Los diferentes sabores de yogures se consiguen, normalmente, a través de dos métodos. Y ambos están basados en los aromas. Porque el gusto y el olfato están tan relacionados que cuando le añadimos a un yogur natural un aroma, nos sabe a eso a lo que huele.

Algunas marcas usan aromas artificiales, químicos. Los llamados E artificiales. Aunque son aptos para el consumo humano, a muchas personas les pueden causar problemas de irritación en el estómago o en el intestino. Además, unidos a la gran cantidad de edulcorantes artificiales y de conservantes y demás químicos que tomamos, se convierte en un factor más en esta suma negativa.

Otras, apuestan por la calidad de los aromas naturales. Con estos aromas, extraídos de la fruta, se logra el mismo efecto, incluso mucho más agradable al paladar, pero sin los posibles problemas que nos acarrea el consumo de químicos acumulados. Sería un yogur natural con un aroma natural. Si a esto le añadimos un colorante también natural y azúcar de caña en una pequeña cantidad, en lugar de edulcorantes o azúcares refinados 100% nos encontraremos con un yogur muy natural y que resultará delicioso.

Los yogures de sabores con aromas naturales son muy saludables y son un postre muy nutritivo tanto para adultos como para niños. Fuente de proteínas procedentes de la leche, bajos en grasas y con un gran efecto saciante, por lo que son perfectos para tomar a la merienda o a media mañana como un tentempié sano.

Los yogures tienen además efectos probióticos, por lo que son muy recomendables para el intestino porque ayudan a conservar la flora intestinal en su justa medida. De esta manera, el sistema inmune también se mantendrá fuerte y el proceso de la digestión se llevará a cabo de una forma mucho más eficiente.

Un yogur de sabores tiene menos de cien calorías y poco más de un 2% de grasa, por lo que son ideales para quienes quieren cuidarse. Tan solo hay que tener en cuenta el azúcar que contienen para las dietas que necesitan ser muy pobres en el mismo, como las de las personas que tienen riesgo de diabetes.

¡Qué rabia da cuando tienes en la mano tu tostada y al querer untar mantequilla esta se rompe al presionarla demasiado fuerte porque la mantequilla no se deja extender bien! Para que eso no te pase, puedes intentar poner muchísimo cuidado todos los días o, por el contrario, puedes aprender una serie de trucos que no te van a garantizar que si la tostada cae no acabe estampada por el lado de la mantequilla, pero sí que podrás extender esta con éxito.

1- Coloca una nuez de mantequilla sobre la tostada caliente. Si la tostada la haces en casa y la consumes caliente, nada más salir del tostador pon sobre ella una pequeña nuez de mantequilla. Verás cómo se derrite y la puedes extender fácilmente por todo el pan. En ocasiones, si el pan está demasiado caliente, puede llegar a licuarse por completo y ser absorbida por esa parte del pan. Por eso, lo mejor es esperar a que esté a la temperatura justa, algo que se aprende rápido con la experiencia.

Un truco rápido es colocar las tostadas encima del tostador, por la zona por la que sale todo el calor, y poner la mantequilla para que se vaya fundiendo poco a poco. Así, podrás extenderla sin miedo a que el pan se haga trozos al querer esparcirla.

2- Usa mantequilla en pomada. Es la mantequilla cuando está blanda pero no derretida y se consigue que llegue a este estado de diferentes maneras. Durante el verano, sácala de la nevera una hora antes de consumirla y verás como con el calor del ambiente está perfecta para consumir. También puedes coger el trozo que más o menos vayas a consumir y meterlo en el microondas durante muy pocos segundos. Compruebas su grado de dureza y repites hasta que la notes que está en textura pomada, lista para usarse.

3- Usa un cuchillo térmico. Este tipo de cuchillos se calienta con el calor de la mano y son ideales para cortar la mantequilla y extenderla sobre el pan haciendo que tenga la textura perfecta para que no se rompa la tostada, sino que por el contrario se esparza muy bien por ella. Son cuchillos que también se utilizan con frecuencia para cortar queso y otros productos que son muy duros fríos pero que se calientan y se vuelven mucho más manejables.

Los productos congelados forman parte de nuestra bolsa de la compra y de nuestra mesa. Y no hay nada malo en ello. A pesar de la fama negativa que algunos han querido darle, si se compran y se manipulan correctamente conservan sus propiedades y permiten ahorrar mucho dinero. Estas son las reglas que debes de seguir para comprarlos.

  1. Compra productos de una marca de confianza. Las marcas de confianza con las que te ofrecen las mejores garantías en sus productos congelados. Con estas marcas sabrás que todo el proceso de congelado se ha realizado correctamente. Y podrás llevarte a tu hogar un artículo de calidad que, una vez descongelado, conservará su sabor y también todas sus propiedades. En los supermercado puedes encontrar grandes marcas pero si tienes un negocio de hostelería hay empresas de congelados que llevan sus productos directamente a restaurantes y otros negocios.
  2. Cómpralos en establecimientos que sabes que cuidan la cadena de frío. Los grandes supermercados, con nombre y prestigio, cuidan la cadena del frío porque saben que si no lo hacen y un cliente tiene problemas por consumir sus artículos el golpe económico será muy grande. Pero en pequeñas tiendas es posible que estos cuidados no sean tales o que los congeladores en los que guardan los productos no sean los más adecuados. En algunas tiendas incluso mezclan diferentes tipos de productos, lo que puede causar una transferencia de sabores. Si ves que las bolsas tienen mucho hielo, descártalas porque eso quiere decir que se ha roto la cadena de frío. Y lo mismo si ves que el contenido no está perfectamente congelado, sino que se sienten algo blando o muy húmedo.
  3. Llévalos a casa en una bolsa térmicas. Incluso si no vives lejos del supermercado el calor del coche puede hacer que comience el proceso de descongelado. Es preferible llevarlos en una bolsa térmica y, por supuesto, comprarlos siempre en lugares cercanos al domicilio, justo al final del resto de la compra y meternos en el congelador nada más llegar a casa. 
  4. No los tengas más tiempo del recomendado según el tipo de congelador que poseas. Las estrellas de tu congelador determinarán cuánto tiempo puedes tener un producto congelado. No importa tanto la fecha de caducidad como el momento en que lo hayas llevado para tu congelador. Evita acumular productos congelados demasiados meses para asegurarte las mejores condiciones de conservación.