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En este mundo en el que lo raro es no ser un poco raro, todo el mundo parece ridiculizar las aficiones de los demás y sobrevalorar las propias. Me explico: para un otaku, esos fans de la cultura japonesa, ir vestido de un personaje de una serie de dibujos es lo más de lo más, pero es muy posible que ridiculice a los aficionados al fútbol cuando van vestidos con el uniforme de su club preferido… y viceversa.

Al final a todo el mundo le gusta disfrazarse de algo, ya sea directamente o de forma metafórica. Mi amigo Julián llevaría peluca francesa siglo XVII si no le miraran como un descerebrado por la calle. Aunque ya me ha dicho que algún día, tarde o temprano, se pondrá su peluca (que la tiene) para algo más que el Carnaval.

La afición de Julián por la cultura francesa del siglo XVII, de la época del rey Luis XIV, viene de sus padres, según él siempre me ha dicho. Los dos son profesores de historia moderna y están especializados en historia francesa. Pero lo que más le gusta a Julián no es tanto la historia, sino el estilo tanto de la ropa como de los muebles.

Tal es su obsesión que tras comprar canape barato con un estilo parecido al Luis XIV contrató los servicios de un reputado tapicero de la ciudad para que lo dejase como un mueble original que había visto en un museo de París. Lo barnizó él mismo y le hizo algunos arreglos para que quedase muy parecido al original. La verdad es que el canapé es toda una obra de arte. Lo tiene en el mirador de su casa y, en vez de sentarse en él, lo admira sentado sobre su sofá Ikea situado justo enfrente.

Lo de comprar canape barato y luego barnizarlo y tapizarlo no es un suceso aislado. Ha llegado a comprar ropa por internet por mucho dinero diseñada siguiendo los patrones originales de la corte del rey Sol. Pero su afición, como cualquier otra —dentro de la ley—, me parece muy respetable.

Si estás buscando canapes baratos online te habrás dado cuenta de la diferencia que puede haber en unos precios y otros. Incluso entre los modelos más baratos de una página y otra. Estos precios varían mucho en función de factores como la marca o el margen de ganancia de cada establecimiento, pero hay algunos aspectos del canapé que son importantes y que se deben de mirar bien para acertar en la compra, incluso a buen precio.

Lo primero y lo más importante es la base sobre la que va a descansar el colchón. Es fundamental que si la base es de láminas estas estén reforzadas en puntos clave y que las láminas sean anchas y de un material resistente a la par que ligeramente flexible. En el caso de que se trate de una base tapizada también debes de conocer el grosor, ya que una base demasiado fina podría curvarse. Asegúrate de que cuenta con algún refuerzo para resistir bien el peso sin doblar.

Si el canapé es abatible tienes que mirar también el sistema que utiliza. En los canapés baratos es importante escapar de motores y sofisticaciones que pueden dar muchos problemas. Los brazos hidráulicos son la mejor solución ya que si no se tocan una vez montados pueden durar mucho tiempo y funcionar de manera eficaz.

En el caso de que el canapé tenga cajones es preferible que estos sean independientes y que tengan, por ejemplo, ruedas para deslizarse. Hay que tener en cuenta que los sistemas de cajones que van por rieles son muy caros y que si el canapé es económico nos encontraremos con un sistema de baja calidad que acabará dando problemas. Los cajones independientes con ruedas quizás no queden encajados de manera tan perfecta, pero tendrás la garantía de que no va a dar demasiados problemas aunque los utilices con frecuencia.

Si no te gusta como quedan siempre puedes colocar un cubrecanapé en la cama para que no se vean, consiguiendo de este modo disfrutar de sus beneficios pero sin que influyan negativamente en el aspecto final de la cama. En el mercado puedes encontrar cubrecanapés ya confeccionados en todas las medidas, solo tienes que colocarlos sobre la base y poner encima el colchón y quedarán firmemente sujetos. Estas telas no impiden abrir y cerrar los cajones con facilidad ya que se pueden recoger.

Cuando nos ponemos a dieta y pensamos en cocinar sano enseguida nos viene a la cabeza el comer cocido o a la plancha. Sin embargo, hay otra alternativa muy saludable y que a menudo obviamos: el horno. Cocinar al horno no tiene por qué implicar cocinar con salsas pesadas o hacer comidas con mucha grasa.

Un pescado al horno con un poco de caldo de pescado y zumo de limón está delicioso cocinado a fuego lento. Y es una alternativa tan saludable como comer ese mismo pescado a la plancha. Se trata de variar y de no hacer siempre los mismos platos.

El horno es muy cómodo, no mancha demasiado y además, los hornos modernos se limpian con bastante facilidad. Y si tu cocina no está equipada con uno o se te ha estropeado, puedes adquirir hornos pequeños baratos que se colocan sobre la encimera y se enchufan. Una buena alternativa también para aquellas cocinas pequeñas en las que prefieres alacenas antes que un horno que te ocupe demasiado.

Estos hornos pequeños permiten cocinar todo tipo de platos y no tienen un consumo eléctrico demasiado elevado. Son perfectos para cocinar para una persona sola o para dos. Escoge uno que te permita realizar tus comidas favoritas. Por ejemplo, si te encanta el pollo asado, el horno debe de poder hacer un pollo entero aunque sea uno pequeño. Así podrás disfrutar de un pollo al horno, uno de los platos más deliciosos y más sanos que puedes comer.

¿Y las pizzas? Este plato es el favorito de muchas personas que casi podría decirse que usan su horno exclusivamente para ellas. Es cierto que una pizza nunca es la alternativa más saludable, pero si no puedes resistirte a ellas lo mejor es que tú mismo hagas la masa. Así tendrás todas las garantías de que estás tomando productos de calidad y que no hay grasas saturadas en tu pizza.

Procura añadirle ingredientes muy naturales y que lleve también vegetales entre sus ingredientes. A pesar de todo lo que digan, si te gusta la pizza con piña es una buena opción para tomar una pizza un poco más sana. Puedes escoger un queso bajo en calorías y poner poca cantidad. De esta forma, estarás consiguiendo una pizza más ligera. El cualquier caso, debe de ser un alimento para tomar de manera ocasional y no un plato habitual en tu mesa.