Saltar al contenido

Uno de mis amigos tiene una empresa forestal en la cual hacen mediciones de parcelas y llevan a unas cuantas mancomunidades de montes. Pero mi amigo está cansado de tener que llevar su coche a todas partes y muchas veces no puede circular con su coche por algunos caminos de cabras por donde tiene que acceder a los montes. Y ha estado preguntando por Renting de coches para empresas a ver si de esta forma consigue un todoterreno en el que se pueda mover por casi cualquier camino por el que tenga que meterse. Desde hace unos años este amigo mío se ha asociado con otro de mis amigos pero sus formas de hacer las cosas no son iguales y uno siempre se está quejando del otro. El otro amigo con el que asoció pretendía el otro día que le llevase cinco días a unos montes, pero ya le he dicho que si el otro no quería ir, a mi que no me molestasen que ya estoy demasiado ocupado con mi trabajo como para tener que ir a hacer el trabajo de otro. Aunque el dinero no me vendría nada mal, me molesta mucho que se hagan planes con mi persona sin tenerme en cuenta para nada. Y ese fue el principal motivo por el que me negué en un principio a hacerlo, pero cuando el otro día ya le iba a decir a mi amigo que sí le iba a ayudar me dijo que ya se lo había ofrecido a una amiga nuestra, por lo que ya me olvido de tener que llevar a mi amigo, pero eso sí, a partir de ahora que no me vuelva a llamar para que le ayude que le llame a ella. Parece que soy el único que ayuda siempre al resto pero cuando a mi me hace falta que alguien me ayude nadie se ofrece como lo hago yo, y eso no me parece bien. Supongo que tendré que dejar de ayudar a la gente durante un tiempo para que se den cuenta de que todos necesitamos que nos ayuden de vez en cuando.

España es un país de 315 mil establecimientos hosteleros, de acuerdo a la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE). En vista de esta competencia feroz, la supervivencia de bares y restaurantes depende de una marcada diferenciación, y una de las mejores formas de lograrla consiste en invertir en mobiliario hosteleria economico, siguiendo criterios de eficacia demostrada.

 

Dada la influencia del mobiliario en la experiencia del consumidor, debe elegirse con arreglo a las necesidades del establecimiento. Y es que las necesidades de un local de tapas casual no serán las mismas que una cafetería de alto standing o un restaurante familiar. Cada espacio exige un mueble adaptado a los usos que recibirá, así como a los convencionalismos y pautas establecidas (un bar sin taburetes altos será difícil de aceptar para los consumidores habituados a este tipo de asiento).

 

Respecto al diseño del mobiliario, este debería reflejar la decoración y el ambiente del establecimiento, así como sus valores y filosofía particular. El uso de materiales ecológicos, por ejemplo, será bienvenido en un restaurante vegetariano. En este sentido, es importante comprender que la estética de los muebles es una prolongación de la imagen corporativa del establecimiento.

 

Del mismo modo que la velocidad sin control no sirve de nada, el diseño sin funcionalidad carece de valor para el cliente. El mobiliario debe ser, ante todo, cómodo y práctico y debe cumplir el objetivo fundamental para el que fue concebido. Una mesa con forma de chuleta sorprenderá en asadores y hamburgueserías, pero hará un flaco favor a la ergonomía y la practicidad, reduciendo el bienestar de los comensales y el aprovechamiento del espacio disponible.

 

Del punto anterior se deduce que el cuidar el espacio disponible es esencial para el éxito en el sector hostelero, donde cada metro cuadrado cuenta, y debe buscarse que los clientes perciban el restaurante, bar o cafetería en cuestión como un segundo hogar.

Hemos resistido estos dos últimos años haciendo un esfuerzo extraordinario. Desde luego que la hostelería ha sido uno de los sectores más afectados por la última crisis, pero parece que ya vemos la luz al final del túnel. Gracias a que supimos adaptarnos desde el principio a un escenario diferente sospechando que no se trataba de una situación efímera, sino que iba para largo, nuestro local pudo sostenerse durante los peores momentos gracias a una reducción de costes, también de beneficios, pero sobre todo a la comprensión de los trabajadores y la fidelidad de los clientes.

Ahora que lo peor ha pasado, estamos en situación de hacer una nueva inversión para que el negocio vuelva a crecer. Inspirándonos en todo lo que hemos aprendido durante estos dos últimos años, hemos decidido dar un lavado de cara a la terraza, convirtiéndola en un espacio permanente y mucho más cuidado. Concedidos los permisos municipales para ocupar una determinada parcela de la acera, ya estamos en conversaciones con diferentes profesionales para llevar a cabo la transformación de la terraza.

La clave está en el cierre y en los toldos para poder ofrecer el mejor servicio también en época invernal. Para ello hemos decidido contactar con una firma de fabricación toldos en Porriño que nos está mostrando diferentes soluciones para nuestro caso particular. Hasta hace dos años, nuestra terraza solo estaba disponible en verano. Fue en este periodo cuando empezamos a experimentar con otras fórmulas de cara a tener abierta la terraza en épocas menos halagüeñas a nivel meteorológico.

Nuestros experimentos salieron bastante bien pero también se demostró que si queríamos tener una terraza permanente todo el año y seguir ofreciendo el mejor servicio en ella debíamos confiar en una firma especializada como el caso de la empresa de fabricación toldos en Porriño con amplia experiencia justamente en el segmento en el que nosotros estamos interesados. Aunque será una inversión considerable, estamos seguros de que es imprescindible para consolidar nuestro proyecto de cara al futuro y adaptarnos a un nuevo escenario que también ha cambiado el comportamiento y costumbres de los clientes.