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No es fácil dar con la tecla a la hora de decorar nuestro local. Debemos decidirnos entre diferentes gustos (vintage, industrial, clásico, contemporáneo, etc.) y luego elegir, dentro del mismo, una fórmula original que seduzca al cliente y le haga sentir que está en un sitio con estilo.

El término ‘original’ debe ser muy matizado en este sector. Ser original, por regla general, cuesta bastante dinero y tampoco garantiza el éxito de nuestro negocio. Casi todo está inventado y, a veces, resulta más efectivo seguir una tendencia que inventar algo nuevo, con el riesgo y el coste que ello supone.

En París, por ejemplo, muchas terrazas para hostelería usan el mismo estilo de mobiliario. Es una seña de identidad de la ciudad con la que los turistas (y los locales) se sienten a gusto. Por tanto, si abrimos un bar con terraza en una zona céntrica de esa ciudad, lo más aconsejable sería apostar por el estilo imperante.

No obstante, a veces resulta difícil distinguir lo clásico de lo aburrido. En Madrid se han puesto de moda las hamburgueserías de estilo años 50, copiando los famosos diner de Estados Unidos. Lo que en un principio tuvo su gracia, ahora resulta poco estimulante, porque todos los locales son iguales.

Si queremos apostar por un estilo único, lo más adecuado es acudir a un grupo de profesionales con experiencia. Ellos nos pondrán sobre la mesa diferentes soluciones dependiendo del tipo de local, el barrio, la clientela que esperamos y nuestro gusto particular.

Si apostamos fuerte por nuestro negocio, debemos cuidar hasta el más mínimo detalle para que todo armonice: desde los baños, a las terrazas para hostelería, pasando por la barra, las decoraciones de las paredes, la iluminación, etc.

Por ejemplo, la iluminación sigue siendo una faceta decisiva que no siempre se cuida lo suficiente. Un local mal iluminado o con una luz discordante puede arruinar un buen interiorismo.

La calidad del servicio y lo original de la propuesta son tan solo una parte del éxito de nuestro negocio hostelero. La decoración y el mobiliario son también fundamentales. No lo pierdas de vista.

Durante buena parte de mi vida me alojé en un piso con no demasiada iluminación natural. Era un primero que en uno de los lados daba a la calle y el otro a la terraza. En el lado de la calle, orientado al norte, teníamos el salón y dos habitaciones. El sol no daba nunca directamente y nunca hubo demasiada luz en esa zona.

Sin embargo, el otro lado, al dar al sur, tenía buena luz durante mucho tiempo por la mañana. Por eso, la habitación y la cocina de esa zona eran mis espacios preferidos. Además, se habían colocado unos estores para cocina especiales que permitían tamizar la luz de forma muy agradable. Y del baño, literalmente, estaba enamorado. Nunca he vuelto a tener un baño con tanta luz.

Después de vivir en esa casa, entendí la importancia de la iluminación natural. ¿Por qué me sentía mucho más a gusto en una zona de la casa? Por la luz. Algo tan obvio, me costó entenderlo bastante tiempo. Es posible que también influyese el ruido que en la zona de la casa que me gustaba también era menor. Poco ruido y mucha luz, lo mejor para vivir (en mi caso).

En todos los pisos que viví después, las cosas fueron muy diferentes. Para empezar, todos fueron más pequeños. Lo tener dos lados para elegir uno… En una casa que estuve hace poco, la cocina y el dormitorio daban a un mini patio. La distancia entre mi casa y la del vecino no era mayor de dos metros. ¿Luz natural? Ninguna. ¿Ruido? Para dar y regalar. Tuvimos que colocar estores para cocina, pero no para tamizar la luz, sino para impedir que el vecino nos observara mientras hacíamos la tortilla de patata…

Más adelante estuve en un piso con orientación suroeste, con un salón de gran ventanal. Teníamos mucha luz natural en esa zona por la tarde, pero la cocina y el baño no tenían nada de luz.

Ahora que lo tengo claro, a la hora de buscar un piso estaré muy atento a su orientación, no quiero volver a vivir en una cueva.

Cuando nos ponemos a dieta y pensamos en cocinar sano enseguida nos viene a la cabeza el comer cocido o a la plancha. Sin embargo, hay otra alternativa muy saludable y que a menudo obviamos: el horno. Cocinar al horno no tiene por qué implicar cocinar con salsas pesadas o hacer comidas con mucha grasa.

Un pescado al horno con un poco de caldo de pescado y zumo de limón está delicioso cocinado a fuego lento. Y es una alternativa tan saludable como comer ese mismo pescado a la plancha. Se trata de variar y de no hacer siempre los mismos platos.

El horno es muy cómodo, no mancha demasiado y además, los hornos modernos se limpian con bastante facilidad. Y si tu cocina no está equipada con uno o se te ha estropeado, puedes adquirir hornos pequeños baratos que se colocan sobre la encimera y se enchufan. Una buena alternativa también para aquellas cocinas pequeñas en las que prefieres alacenas antes que un horno que te ocupe demasiado.

Estos hornos pequeños permiten cocinar todo tipo de platos y no tienen un consumo eléctrico demasiado elevado. Son perfectos para cocinar para una persona sola o para dos. Escoge uno que te permita realizar tus comidas favoritas. Por ejemplo, si te encanta el pollo asado, el horno debe de poder hacer un pollo entero aunque sea uno pequeño. Así podrás disfrutar de un pollo al horno, uno de los platos más deliciosos y más sanos que puedes comer.

¿Y las pizzas? Este plato es el favorito de muchas personas que casi podría decirse que usan su horno exclusivamente para ellas. Es cierto que una pizza nunca es la alternativa más saludable, pero si no puedes resistirte a ellas lo mejor es que tú mismo hagas la masa. Así tendrás todas las garantías de que estás tomando productos de calidad y que no hay grasas saturadas en tu pizza.

Procura añadirle ingredientes muy naturales y que lleve también vegetales entre sus ingredientes. A pesar de todo lo que digan, si te gusta la pizza con piña es una buena opción para tomar una pizza un poco más sana. Puedes escoger un queso bajo en calorías y poner poca cantidad. De esta forma, estarás consiguiendo una pizza más ligera. El cualquier caso, debe de ser un alimento para tomar de manera ocasional y no un plato habitual en tu mesa.