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La dermatología es una rama de la medicina que se ocupa de dar respuesta y solución a un amplio espectro de problemas y enfermedades (dermatitis, eczemas, urticarias, etcétera) que afectan a la salud, bienestar y estética de la piel. Dentro de sus principales áreas de competencia, la dermatología cosmética se destaca como una de las más demandadas, y la razón radica en los tratamientos y procedimientos que utiliza con éxito para eliminar las cicatrices, erupciones o manchas de la piel aparecidas en la pubertad o la adultez.

 

Por tanto, un dermatologo especialista en tratamientos acne está más solicitado que, por ejemplo, uno dedicado a la dermatología quirúrgica. Esta área de competencia se sirve de procedimientos quirúrgicos para la resolución de dolencias y problemas de la piel, como la extirpación de tumores cancerosos.

 

Respecto a la dermatología pediátrica, esta se especializa en los problemas de la piel desarrollados durante la infancia, correspondan o no a dolencias congénitas. Por ejemplo, el tratamiento de la dermatitis atópica forma parte de las funciones de estos dermatólogos.

 

Al margen de estas áreas de competencia, los profesionales en dermatología se involucran en el tratamiento de distintas enfermedades de especial prevalencia en la sociedad actual. Es el caso de los eczemas, dolencia acompañada de picores y enrojecimientos, causada por dermatitis atópica y por alergias; la urticaria, consecuencia de la propagación de ronchas acompañadas de picores intensos; la dermatitis, que se manifiesta en forma de hipersensibilidad y tiende a afectar a infantes y lactantes más que a adultos, o la psoriasis, enfermedad fácilmente reconocible por la aparición de inflamaciones y erupciones cutáneas, de origen genético.

 

Además, el cuello cabelludo es una de las zonas afectadas por enfermedades como la alopecia areata, consistente en la pérdida de densidad capilar. Su tratamiento es responsabilidad de la tricología, ciencia dentro de la dermatología que se dedica a las dolencias que afectan a la fibra capilar y el cuero cabelludo.

-Obtener los permisos. El primer paso para organizar una excursión de un grupo a las Cíes es obtener los permisos, ya que el acceso a la isla está controlado y solo pueden pasar un número de personas cada día. En la Web habilitada por la Xunta para este fin se puede ver qué días hay plazas libres y una vez que se solicita la fecha deseada se obtiene el permiso al momento. Por supuesto, este es gratuito.

-Sacar los billetes. Ya con la autorización para poder ir a las islas es el momento de sacar los billetes cies para el día señalado. Se compran a través de la Web de la naviera y se adquieren de ida y vuelta. Hay que revisar bien todos los horarios para saber exactamente de qué tiempo se dispone y que no haya malentendidos. Se recomienda quedar con la gente un cuarto de hora antes en el punto de partida para irse juntando, ya que siempre hay quién se retrasa o se equivoca de lugar.

-Organizar la ruta. Organiza la ruta que se va a realizar por las Cíes. Hay varias rutas de senderismo y están todas muy bien explicadas en la Web. Elige la que sea más adecuada para el tipo de gente que se ha anotado a la excursión y envíala para que todo el mundo la conozca de antemano. Puedes elaborar una lista con recomendaciones, como por ejemplo la comida y la bebida que se deben de llevar, la crema protectora, el gorro y el bañador, que no pueden faltar en la mochila. Tampoco calzado cómodo y calcetines de algodón que permitan caminar sin rozaduras.

-Dar tiempo libre, con margen para la vuelta. Normalmente, tras la ruta de senderismo se suele dar a los grupos tiempo libre para ir a la playa a disfrutar durante al menos un par de horas. Aquí es normal que la gente se separe y se sitúen donde más les guste. Algunos, tal vez, prefieran quedarse en el bar tomando algo en lugar de estar en la arena. Lo importante es dejar clara la hora a la que hay que estar en el punto de salida del barco para que nadie falte. El organizador tendrá que llamar con antelación a quienes no estén en el lugar para evitar que se pierda el barco, por lo que hay que quedar con tiempo suficiente.