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Los jardines son centros de bienestar y de tranquilidad lejos del alboroto urbano. Sin embargo, las altas temperaturas y la incidencia de los rayos solares impiden sacar partido a estas zonas del hogar en los meses más tórridos del año.

Combatir los efectos del verano es posible con el uso de elementos protectores, como el parasol de jardin, un accesorio versátil, decorativo y asequible que puede instalarse allí donde se necesite. Por su parte, los toldos y pérgolas cubren una mayor superficie, reduciendo en un noventa por ciento el impacto de la radiación solar. Incluso en los meses de otoño e invierno pueden ser útiles para preservar el mobiliario del viento y de la lluvia.

No hay jardín sin plantas, es una obviedad. Pero sorprende comprobar la cantidad de jardines que no aprovechan la vegetación para amortiguar la sensación de calor. Especies tropicales como la Calathea Roseopicta y la Monstera incrementan el nivel de humedad ambiental. Una de las trepadoras más apreciadas en esta época del año es la hiedra, por la frescura que aporta en combinación con pérgolas.

Si las plantas y los parasoles son insuficientes, las nuevas tecnologías pueden ser aliadas del frescor y del bienestar en cualquier jardín. La instalación de nebulizadores, por ejemplo, proporciona una fina ‘lluvia’ de agua pulverizada que ayuda a mantenerse hidratado incluso en las horas más calurosas del día.

Por su parte, los ventiladores de techo no son incompatibles con entornos ajardinados. En porches y terrazas pueden movilizar el aire y disminuir el sofoco. En la actualidad se comercializan modelos muy silenciosos que funcionarán sin emitir un ruido significativo

Además, es recomendable decorar los muebles y elementos arquitectónicos del jardín con tonos claros, capaces de absorber una menor cantidad de luz solar. Incluso si esta medida no resta grados al termómetro, puede afectarnos psicológicamente de manera positiva.

Sentirse bien y seguro es primordial para disfrutar de la terraza o el jardín doméstico al final de una dura jornada de trabajo. Sin embargo, el mobiliario existente no siempre colabora con este objetivo. En ocasiones puede resultar incómodo, estar obsoleto o contradecir el resultado de la última redecoración.

 

Sea cual sea la razón, invertir en una mesa terraza pequeña, mediana o grande es una decisión acertada, siempre que el modelo elegido se adapte a las propias necesidades y cumpla con una serie de requisitos. En primer lugar, las dimensiones de este mueble deben ser acordes al número de personas que la utilizan.

 

Mientras que un propietario soltero verá satisfechas sus necesidades con una mesa para 2, 3 ó 4 plazas, una familia necesitará un modelo de mayor tamaño, capaz de albergar a 6 o más personas. Este parámetro no es independiente de factores como el espacio disponible, que condicionará en gran medida la elección de la mesa. Cuanto estos aspectos entran en conflicto, elegir un punto intermedio es la solución más indicada.

 

En caso de disponer de un jardín o una terraza amplia, el espacio puede no ser un problema, pero la ubicación que dar a la mesa sí podría serlo. Los usuarios en esta circunstancia deben colocar el mueble teniendo en cuenta dos condicionantes: la distancia mínima entre este mueble y los demás, el tránsito y la incidencia del sol y del viento. Seleccionar un lugar adecuado puede marcar la diferencia entre el bienestar y la incomodidad.

 

Otra de las cuestiones más relevantes es el diseño y los materiales de fabricación. Las posibilidades son diversas: resina, madera, metal, ratán, etcétera. La solución no siempre está determinada por los propios gustos y posibilidades económicas. Cada material posee una serie de prestaciones innatas que afectan al rendimiento de la mesa, haciéndola más resistente a la humedad ambiental, por ejemplo.

Si vas a montar una cafetería o un lugar de copas, es muy importante que definas claramente el tipo de clientes que quieres atraer. Algunos locales eligen decoración neutra y dejan que sea la casualidad la que atraiga al tipo de clientes que se van a convertir en habituales, pero no es la mejor manera de hacerlo. Sobre todo, si tenemos unas determinadas expectativas.

Una de las formas de hacerlo es marcando unas pautas claras en la decoración. Si quieres que tu local sea un sitio al que acuden parejas y pueden encontrar un espacio acogedor y romántico en el que charlar y tomar una copa, elige mesa y sillas pequeñas terraza y coloca solo un par de sillas por mesa. Así, quedará claro que se trata de espacios para dos. Si quieres que todavía quede más claro, puedes fijar las mesas para que no sea posible juntarlas. En cuanto al interior, puedes crear pequeños reservados íntimos colocando separadores entre las mesas o jugando con una decoración que puede basarse, por ejemplo, en los bonitos e íntimos laberintos de los jardines ingleses.

Por el contrario, si quieres que tu local sea un espacio perfecto para pandillas y grupos, las mesas deben de ser grandes y deben de ser fáciles de moverse para poderse juntar. Distribuye el espacio para que puedan acomodarse grupos teniendo una cierta intimidad entre ellos y establece un sistema de adjudicación de mesa de manera que los clientes que llegan no se sienten en donde quieran, sino que se les ofrezcan las mesas indicadas para el número de personas que acuden. Se evita así que una mesa de seis plazas pueda ser ocupada por dos personas mientras que un grupo queda fuera sin poderse sentar.

Otra manera de conseguir un tipo de público concreto es instalando o no pantallas de televisión para ver acontecimientos deportivos o utilizando una determinada música. Si tu local se ambienta con un estilo años sesenta y se pincha música rock de esa época, atraerá a un tipo de clientes muy diferente al del mismo local con una decoración más moderna y en donde se escuchen los éxitos actuales.

Y no olvides nunca el poder que puede tener un buen empleado. Cuando tienes un camarero o camarera profesional que sabe cómo mover a la gente y fidelizar al cliente, lo notarás y mucho.

Dependiendo del negocio, la competencia puede ser perjudicial o un acicate para mejorar. Pero si se trata de hostelería, la competencia a menudo ayuda a consolidar un negocio, sobre todo cuando se generan rutas o calles “gastronómicas”. Es lo que ha sucedido en la calle en la que tenemos nuestro local. Somos los más veteranos de la zona, pero nuestro restaurante ha pasado por varias fases hasta que decidimos orientarlo a un cliente más sofisticado.

Fue un paso de cierto riesgo porque suponía intentar atraer también a un cliente que, hasta entonces, frecuentaba mucho menos nuestro local. Pero pensamos en la disposición de la calle y en su cercanía al centro para dar este paso adelante. Se trataba de una calle corta con una acera muy ancha y poco tráfico. Esto tiene sus pros pero también sus contras: no solía ser una calle de paso tampoco para los transeúntes lo que dificultaba dar a conocer nuestro cambio de imagen. Este cambio de imagen incluía nuestra nueva terraza, con ezpeleta parasol para la época de buen tiempo, clave para un restaurante como el nuestro.

Entonces nos enteramos de que en un local anexo, vacío desde hacía muchos años, se iba abrir otro restaurante... ¡justo al lado del nuestro! Y surgen las dudas: ¿será bueno o malo para nuestro negocio? ¿Nos quitará clientes o nos ayudará a generar un polo de atracción gastronómica? Cuando finalmente se abrió rápidamente nos dimos cuenta de que iba a ser positivo para nosotros ya que se trataba de un restaurante de un corte similar al nuestro que podía complementar la propuesta. 

Además, no tardamos en hablar y nos dimos cuenta de que se trataba de gente con experiencia y que nos íbamos a entender bien. De hecho, nos preguntaron por nuestro tipo de ezpeleta parasol porque les interesaba para su terraza. Finalmente se hicieron con varios parasoles de estilo similar, pero con un toque personal de forma que se conseguía una uniformidad en la propia calle. Y no tardaron en llegar dos locales más enfocados a la restauración hasta que nos convertirnos en una zona de moda en la ciudad.

España es un país de 315 mil establecimientos hosteleros, de acuerdo a la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE). En vista de esta competencia feroz, la supervivencia de bares y restaurantes depende de una marcada diferenciación, y una de las mejores formas de lograrla consiste en invertir en mobiliario hosteleria economico, siguiendo criterios de eficacia demostrada.

 

Dada la influencia del mobiliario en la experiencia del consumidor, debe elegirse con arreglo a las necesidades del establecimiento. Y es que las necesidades de un local de tapas casual no serán las mismas que una cafetería de alto standing o un restaurante familiar. Cada espacio exige un mueble adaptado a los usos que recibirá, así como a los convencionalismos y pautas establecidas (un bar sin taburetes altos será difícil de aceptar para los consumidores habituados a este tipo de asiento).

 

Respecto al diseño del mobiliario, este debería reflejar la decoración y el ambiente del establecimiento, así como sus valores y filosofía particular. El uso de materiales ecológicos, por ejemplo, será bienvenido en un restaurante vegetariano. En este sentido, es importante comprender que la estética de los muebles es una prolongación de la imagen corporativa del establecimiento.

 

Del mismo modo que la velocidad sin control no sirve de nada, el diseño sin funcionalidad carece de valor para el cliente. El mobiliario debe ser, ante todo, cómodo y práctico y debe cumplir el objetivo fundamental para el que fue concebido. Una mesa con forma de chuleta sorprenderá en asadores y hamburgueserías, pero hará un flaco favor a la ergonomía y la practicidad, reduciendo el bienestar de los comensales y el aprovechamiento del espacio disponible.

 

Del punto anterior se deduce que el cuidar el espacio disponible es esencial para el éxito en el sector hostelero, donde cada metro cuadrado cuenta, y debe buscarse que los clientes perciban el restaurante, bar o cafetería en cuestión como un segundo hogar.

Cuando se monta un establecimiento de hostelería es cierto que hay muchos gastos y que ahorrar un poco en el mobiliario, que es lo último que se adquiere, puede ser toda una tentación. Pero no es una buena idea. El mobiliario hosteleria juega diferentes papeles en el local que vamos a analizar y que lo hacen merecedor de una gran atención y de un esfuerzo presupuestario.

Para empezar, el mobiliario de tu establecimiento va a acabar de definir el estilo de este. Tal vez hayas visto en algún catálogo muebles baratos y en apariencia muy bonitos que podrían dar el pego. Pero si no tienen calidad, una vez que comiencen a sufrir el uso constante de los clientes, se comenzará a notar su deterioro. Y unos muebles estropeados repercutirán muy negativamente en la imagen de tu local, sobre todo cuando hace poco que has abierto.

En cuanto a los muebles de la terraza, estos son tan importantes como los del exterior. Evita la tentación de dejar que alguna marca te patrocine la terraza y poner sillas y mesas de plástico que, en general, son bastante feas. Merece la pena comprar los muebles para la terraza y darle una imagen mucho más atractiva, consiguiendo una terraza en la que la gente quiera estar a gusto, sentarse y consumir.

La comodidad del cliente es otro factor que está relacionado con la elección de los muebles. Evita diseños ultramodernos y muy originales pero que no resultan cómodos para todo el mundo. No olvides al escoger tus muebles que no todo el mundo tiene la misma altura o el mismo peso, pero todos quieren sentirse cómodos. Sillas con un tamaño adecuado, ergonómicas y con materiales agradables ayudarán a que tu local sea mucho más acogedor.

Por último, también debes tener en cuenta los materiales. Algunos pueden ser muy bonitos y elegantes, pero precisan de demasiado mantenimiento. Es el caso de los muebles de rafia naturales con muchos huecos y dibujos. Son preciosos, pero hay que limpiarlos de una manera concreta y con mucha frecuencia para que no se estropeen.

La rafia artificial, cuando es de calidad, puede dar el mismo resultado estético y solo necesitarás una manguera para limpiar todo a fondo y que se vean como el primer día. Lo mismo sucede con la madera, muy bonita pero que necesita de un mantenimiento para que se mantenga impecable, especialmente en el exterior.