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El mantenimiento de cortinas y estores es un asunto desconocido por muchos. Su limpieza no debería limitarse a unas pasadas del plumero atrapa polvo, pues de esta forma se combate el polvo más superficial, no las humedades, las plagas textiles o la sobreexposición solar. Para alargar la vida de estos accesorios, es indispensable retirar la suciedad acumulada con ayuda de herramientas y electrodomésticos adecuados (aspiradoras, cepillos de lavado giratorio, etcétera), para así acceder a los ojales para cortinas, los dobleces interiores y otras áreas de difícil acceso.

 

Estos cuidados devolverán a cortinas y estores su buena presencia original, previniendo además la aparición de malos olores. Y es que estas telas pueden acumular olores desagradables con el paso del tiempo. Además de la limpieza regular, se recomienda ventilar las habitaciones una vez a la semana y utilizar tejidos adaptados a las condiciones ambientales (en baños y cocinas, por ejemplo, se preferirán las telas sintéticas para las cortinas).

 

Además, los rayos solares pueden suponer una grave amenaza para la integridad de los tejidos más delicados. En el punto de mira del sol, particularmente durante los meses más calurosos del calendario, están las cortinas y los estores, cuya vida útil se reduce drásticamente si no se adoptan medidas que mitiguen el impacto solar. Polarizar el cristal de las ventanas es una solución. También resulta útil decantarse por el poliéster y otras telas resistentes a la acción de los rayos solares.

 

Las plagas textiles son, por otra parte, un enemigo de la ‘salud’ de las cortinas de tejidos naturales (lana, por ejemplo) que muchos tienden a ignorar. Así, son invitados indeseables los escarabajos en general, todas las especies de polilla (común, blanca, negra) y determinados insectos en formación, como las larvas de carcoma, que devoran todo cuanto está a su alcance. Para combatirlos, es aconsejable mantener una rutina de limpieza que abarque no sólo las cortinas, sino también los objetos cercanos, como el mobiliario y las alfombras, que pueden convertirse en un criadero para estas y otras plagas.