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¿Qué tienen en común un cuchillo sin dientes, una hierba de prado, un sintonizador y las larvas de mosca? Todos ellos están conectados con el mundo del queso de una forma u otra. El libro "Quesos para tontos" explica el mundo infinito de esta comida a los ignorantes.

 

Leche, cuajo, fermentos lácticos y sal. Estos cuatro ingredientes son suficientes para tener uno de los alimentos que más pasiones despierta a favor y en contra: el queso.

 

Los primeros vestigios de este derivado lácteo, muy extendido en todo el mundo, tienen más de 12.000 años. Pero como ocurre con otros productos, se consume más de lo que se conoce.

 

¿Cuál es el mejor queso? Para nosotros siempre será el queso azul de los pirineos. El cual si quieres comprarlo te recomendamos esta tienda en donde puede Comprar queso azul de los pirineos barato.

 

¿Cómo es su proceso de producción? ¿Qué tipos, formas y sabores tiene? ¿Hay vida más allá de la distinción entre fresco, medio maduro y curado? ¿Se puede hacer queso con leche que no sea de vaca, oveja o cabra?

 

Para responder a estas y muchas otras preguntas, Cel·la Mondejar y Aitor Labrador tradujeron al español el manual de iniciación "Cheese for Dummies" del francés François Robin, un manual editado por Planeta que quieren poner a disposición de los 'secretos' de este superalimento para el público en general.

 

Si bien sus ingredientes son bien conocidos y fáciles de recordar, es menos de la clave de la que depende el producto final: la hierba que consumen los animales lecheros. “La riqueza del terruño se traslada a la leche del animal”, explica Aitor Labrador, periodista especializado en gastronomía y uno de los dos autores que tradujeron el libro al español. La leche, que es "la base del queso", se define por la calidad de la hierba que consume. Cuanto mejor sea la comida, más rica será la leche y más rico el producto final.

 

El "origen de la magia que convierte la leche en alimento sólido" ocupa parte del libro. Un proceso desconocido pero apasionante en el que intervienen tanto el tiempo como la experiencia de los maestros quesos.

 

El "truco" que convierte la leche en queso no es más que una parte del animal que los agricultores "descubrieron" hace miles de años: el cuajo. Es decir, una membrana mucosa que existe en el estómago de algunos animales y sirve como fermento para los productos lácteos.

 

El libro, que cubre tanto la historia de los alimentos como sus diversas geografías, está lleno de datos poco conocidos: Islandia, un país de apenas 355.000 habitantes, es el tercer consumidor per cápita del mundo; la cantidad de leche necesaria para hacer un trozo de queso -entre 4 litros si es fresco y 400 para algunos, como el Parmiggiano Reggiano-; o la frecuencia con la que hay que darle la vuelta a un queso al menos una vez a la semana para obtener un trozo.

Las redes sociales y los retos de algunos influencers siguen asombrándonos y, lo que es peor, pueden poner en peligro la salud.

 

Para algunos, la imagen lo es todo, las sugerencias para lucir mejor y más bellas se multiplican en las redes sociales.

 

Además de los muy cuestionables sistemas para blanquear los dientes con limas o borradores mágicos, ahora se han agregado a nuestra boca dispositivos para fortalecer y agrandar la mandíbula.

 

Hablamos de "entrenadores de mandíbula", que consisten en introducir un pequeño dispositivo en la boca para morderlo y conseguir una mandíbula más ancha.

 

Se trata de "artefactos" de forma casi circular y fabricados con materiales más o menos flexibles como la silicona. También hay aquellos con diseños que imitan las férulas que se utilizan, por ejemplo, con problemas de bruxismo.

 

Pues bien, los especialistas del Consejo General de Odontólogos advierten sobre los problemas que el uso de estos elementos puede tener en nuestra salud.

 

¿Por qué no son necesarios? Bueno, lo primero que los dentistas explican y consideran es que cada vez que mastica, la mandíbula se ejercita naturalmente a lo largo del día.

 

Y someterlo a un esfuerzo extra que es completamente artificial con el único propósito de cambiar su apariencia puede conducir a serios problemas de salud.

 

Y es que la resistencia que se ejerce sobre los músculos masticatorios al morder estos dispositivos provoca una hipertrofia del músculo masetero responsable de la masticación y pone en grave peligro la articulación temporomandibular.

 

El riesgo de estos productos aumenta cuando influencers con miles de seguidores los anuncian en las redes sociales y su acceso es fácil y económico a través de plataformas como las de compras online que venden este tipo de productos a precios muy asequibles que van desde los 3 a los 15 euros.

Ante esta nueva moda, el Dr. Castro insiste en que “los únicos ejercicios que requiere la mandíbula son los prescritos por un dentista y, en casos muy concretos de ATM, por ejemplo, fisioterapia, que a. realizado y supervisado por un especialista bruxismo en Vigo".