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Ahora que sabemos que vamos a quedarnos en esta casa varios años, si no pasa nada raro, hemos cambiado un poco la perspectiva. Cuando vives en una casa y sabes que en cualquier momento te vas a marchar no la tratas como un hogar, no inviertes en decoración y demás porque tal vez lo tengas que quitar todo en poco tiempo. Pero cuando no hay fecha de salida, el asunto cambio.

La verdad es que para mí ha sido como un bálsamo porque estaba todo cardiaco con el tema de cambiar de casa y todo lo que suponía. Ahora es como si esta casa fuera otra: veo posibilidades por todas partes. Tengo que controlarme un poco porque, aunque hayamos renegociado el alquiler, seguimos estando de alquiler, sigue sin ser nuestra casa, pero podemos ‘hacerla nuestra’.

Y algo que he pensado en este sentido es decorar un poco más el salón, sobre todo las paredes que siempre habían sido uno de nuestros objetivos pero que lo hemos ido dejando pasar por si nos íbamos antes de la cuenta. Lo que se me ocurrido es colocar una fotografía nuestra en gran formato rigido para decorar la pared que está sobre el salón. Es algo que he visto en otras casas y me gusta. 

Por supuesto, para imprimir un formato de este tipo, la foto en cuestión debe ser, no solo de máxima calidad, sino lo suficientemente significativa para no arrepentirse después. En este caso, se trata de una foto de familia hecha en unas navidades que siempre nos emociona. Creo recordar que fue en una película cuando vi por primera vez un salón decorado con una foto familiar en gran formato rígido y me llamó la atención porque la gente suele colocar cuadros en las paredes, no tanto fotos y menos propias, en todo caso ‘artísticas’.

Pero después de todo lo que hemos pasado últimamente me parece un buen homenaje colocar una foto de la familia en el salón para tenerla siempre presente. Eso sí, en el resto de paredes sí que ya tengo elegidos los cuadros, y ahora solo falta enmarcarlos.

Todos los años hago lo mismo cuando llega diciembre: selecciono fotos para hacer varios calendarios. Desde que descubrí las aplicaciones y tiendas que hay en internet que ofrecen la posibilidad de diseñar calendarios personalizados ya no he vuelto a comprar un calendario normal. Y es que me gusta mucho la fotografía y a lo largo del año hago un montón de fotos. Ya se sabe lo que se dice: hacemos tantas fotos ahora que tenemos móvil y cámaras digitales que no tenemos tiempo para verlas todas, aunque nos dedicásemos por entero a ello. Yo soy de esos que se pasa todo el tiempo que puede haciendo fotos. 

Lo bueno del calendario personalizado online es que puedes organizarlo como quieras. Así yo hago tres calendarios con fotos de los niños. Uno para nosotros y otros dos para los padres de mi mujer y para mis padres. Y cada uno de ellos es un poco diferente: en el nuestro incluyo las fotos que a mí más me gustan y en el de los padres de mi mujer meto más fotos en las que salen ellos. De forma que algún año he tenido cierta polémica porque los abuelos han venido a casa y han visto que el calendario que hay en nuestra casa no tiene tantas fotos con ellos...

Y luego está el calendario con fotos de viaje. Casi todos los años mi mujer y yo hacemos un viaje los dos solos a destinos un poco más ambiciosos de los habitual. Entonces cuando llega el final de año hago un calendario personalizado online seleccionando fotos de ese viaje. Me gusta mucho hacer este calendario porque suelo optar por fotos un poco más ‘artísticas’. Al fin y al cabo, es un calendario solo para nosotros y no tengo que estar pendiente de diferentes sensibilidades.

Lo cierto es que cuando haces un calendario personalizado luego ya te enganchas y ya no quieres volver a comprar uno genérico, aunque sus fotos sean maravillosas. Y es que siempre es más emotivo ver un calendario con fotos propios, aunque falle un poco el encuadre o los modelos no sean tan guapos como en los de las tiendas.