¿Por qué resulta tan incómodo ver a una persona mayor pasándoselo bien? Y no me refiero a ver cómo juega una partida de mus, teje una bufanda de lana para un nieto o se desgañita en un partido de fútbol. Eso es lo que los más jóvenes aprobamos, pero ¿y si vemos a un jubilado de fiesta con unas copas de más?
Hace poco se hizo viral unas fiestas organizadas por ingleses en el Mediterráneo español. Todo el mundo puso el grito en el cielo. Es cierto que se sospecha que algunos de estos guiris hacen cosas fuera de la legalidad, pero ese es otro tema. Lo que yo noto es una incomprensión hacia las personas mayores, como si solo tuviesen derecho a protestar por la jubilación, hacer ganchillo y cuidar de nuestros nietos.
Los jubilados también quieren pasárselo bien, no solo pensar en cancer de higado tratamiento. Es decir, cuando uno cumple una edad, comienzan los típicos achaques. No es posible vivir la vida del mismo modo cuando tienes 70 años que cuando tiene 22. Es una cuestión física y, a menudo, también mental. Pero el deseo de disfrutar es similar, otra cosa es que una persona de 70 años tenga un concepto de disfrutar diferente a cuando tenía 20.
Sí entendemos como algo natural que una persona mayor esté preocupada por la rentabilidad de sus ahorros y por las enfermedades. Nos parece normal que nuestro abuelo acuda cada semana al médico a hacerse pruebas y esté preocupado por el cancer de hígado tratamiento. Pero no nos cuadra que quiera irse a Gandía a una fiesta con varios amigos que conoció en el taller de tai chi. Y además que no tiene pensado hacer mucho tai chi en Gandía.
Esto viene a ser como cuando vemos a nuestro padre con dos o tres copas de más bailando en una boda. Queremos que nos trague la tierra porque a ese señor le hemos visto en el 99% de las ocasiones totalmente cabal y manteniendo la compostura. Pero ser mayor no significa estar siempre reconcentrado y serio: todo el mundo tiene derecho a hacer alguna locura de vez en cuando, nuestros mayores también.