Desde que comenzó todo esto de la pandemia mucha gente ha tenido problemas de ansiedad, pero eso es porque no estaban acostumbrados a que los encerrasen en sus casas. Y de eso puedo dar fe, la novia de uno de mis amigos tuvo que asistir a un tratamiento de ansiedad en Ourense, pero su novio y yo que estamos más acostumbrados a tener una vida más o menos sedentaria no tuvimos ninguna clase de ansiedad durante la pandemia. Personalmente a mi me entra la ansiedad cuando me intentan llevar a sitios en los que sé que van a estar abarrotados de gente y eso es algo que ya no me gusta nada. Ya antes de la pandemia las aglomeraciones no me gustaban nada pero ahora no me puedo meter en un sitio donde haya muchas personas que no conozca, si conozco a las personas de mi alrededor no hay problema el problema viene cuando son desconocidas.
Y ese es el principal motivo por el que no he querido volver a la playa desde que comenzó todo esto de la pandemia. Antes iba a la playa todos los días del verano que hacía bueno, pero es algo que ya no me llama tanto la atención, ahora en lugar de ir a la playa prefiero ir hasta un merendero que conozco y en el que no hay demasiada gente y allí puedo relajarme un rato y se suele estar bastante frescco. El problema que tengo allí ahora es que han puesto un parque infantil y los gritos de los niños se escuchan demasiado cerca, da igual a la distancia a la que estés del parque. Llevo yendo a ese sitio desde los quince años por lo que me conozco la zona bastante bien, pero recientemente han metido unas máquinas por los caminos del bosque que los han convertido en verdaderas autopistas en el bosque, me parece que se han pasado un poco abriendo los caminos, no es que esté en contra de limpiar un poco los caminos pero no tanto como han hecho. Pero es algo que no me preocupa porque la vegetación crece antes de que me dé cuenta.