¡Qué rabia da cuando tienes en la mano tu tostada y al querer untar mantequilla esta se rompe al presionarla demasiado fuerte porque la mantequilla no se deja extender bien! Para que eso no te pase, puedes intentar poner muchísimo cuidado todos los días o, por el contrario, puedes aprender una serie de trucos que no te van a garantizar que si la tostada cae no acabe estampada por el lado de la mantequilla, pero sí que podrás extender esta con éxito.
1- Coloca una nuez de mantequilla sobre la tostada caliente. Si la tostada la haces en casa y la consumes caliente, nada más salir del tostador pon sobre ella una pequeña nuez de mantequilla. Verás cómo se derrite y la puedes extender fácilmente por todo el pan. En ocasiones, si el pan está demasiado caliente, puede llegar a licuarse por completo y ser absorbida por esa parte del pan. Por eso, lo mejor es esperar a que esté a la temperatura justa, algo que se aprende rápido con la experiencia.
Un truco rápido es colocar las tostadas encima del tostador, por la zona por la que sale todo el calor, y poner la mantequilla para que se vaya fundiendo poco a poco. Así, podrás extenderla sin miedo a que el pan se haga trozos al querer esparcirla.
2- Usa mantequilla en pomada. Es la mantequilla cuando está blanda pero no derretida y se consigue que llegue a este estado de diferentes maneras. Durante el verano, sácala de la nevera una hora antes de consumirla y verás como con el calor del ambiente está perfecta para consumir. También puedes coger el trozo que más o menos vayas a consumir y meterlo en el microondas durante muy pocos segundos. Compruebas su grado de dureza y repites hasta que la notes que está en textura pomada, lista para usarse.
3- Usa un cuchillo térmico. Este tipo de cuchillos se calienta con el calor de la mano y son ideales para cortar la mantequilla y extenderla sobre el pan haciendo que tenga la textura perfecta para que no se rompa la tostada, sino que por el contrario se esparza muy bien por ella. Son cuchillos que también se utilizan con frecuencia para cortar queso y otros productos que son muy duros fríos pero que se calientan y se vuelven mucho más manejables.