La elección de someter a un animal a una intervención quirúrgica puede despertar numerosas dudas en los dueños responsables, especialmente cuando se trata de un procedimiento con implicaciones de salud y de comportamiento. Al plantearse castrar perro Gondomar en la actualidad, muchos propietarios buscan asesoramiento con el fin de comprender los pros y los contras de una cirugía que, de entrada, asusta a quienes aman a su mascota, pero que, al mismo tiempo, se considera fundamental para prevenir futuros problemas fisiológicos y garantizar una mejor convivencia.
La esterilización en machos consiste en la extracción de los testículos, mediante una incisión quirúrgica que se realiza bajo anestesia general. Este procedimiento, llevado a cabo por veterinarios con experiencia, reduce la probabilidad de que el can presente comportamientos asociados al marcaje territorial o a la agresividad motivada por la testosterona. Se ha comprobado que algunos perros experimentan una disminución notable en conductas como el escapismo o las peleas con otros animales. Asimismo, el riesgo de desarrollar tumores testiculares y otras complicaciones asociadas al aparato reproductor se ve significativamente reducido.
En las hembras, la esterilización puede involucrar la extracción de ovarios y útero, procedimiento más complejo que también se practica bajo anestesia general y requiere un período de recuperación cauteloso. Una de las ventajas más destacadas en el caso de las perras es la prevención de infecciones uterinas e incluso la disminución del riesgo de padecer tumores mamarios, cuyos efectos pueden llegar a ser graves si no se detectan a tiempo. La ausencia de celo favorece, además, una convivencia más tranquila tanto para el animal como para el resto del hogar.
El paso por el quirófano genera temores relacionados con la seguridad de la anestesia y el dolor postoperatorio. Sin embargo, la comunidad veterinaria ha demostrado importantes avances en este ámbito, empleando protocolos de sedación más seguros y métodos de control del dolor que permiten una recuperación relativamente rápida. La mayoría de los perros pueden retomar su actividad habitual en un plazo breve, siempre y cuando se cumplan las indicaciones brindadas por el profesional, que suelen incluir el uso de collar isabelino y la administración de antiinflamatorios o antibióticos según sea necesario.
Al abordar la esterilización, muchos se preguntan si la personalidad de su mascota se verá afectada. En la mayoría de los casos, el carácter del animal no experimenta cambios bruscos y, si los hay, suelen ser positivos. La disminución de impulsos derivados de la testosterona o el cese de comportamientos asociados al celo puede traducirse en una convivencia más equilibrada. Por otro lado, la famosa creencia de que los canes esterilizados tienden a engordar no necesariamente responde a la realidad, siempre que se les suministre una dieta adecuada y se les ofrezca la actividad física suficiente.
Las visitas veterinarias previas resultan determinantes para evaluar si el perro es candidato idóneo para el procedimiento. Se revisan aspectos como la edad, el estado general de salud y la presencia de posibles condiciones médicas que pudieran contraindicar la cirugía o requerir cuidados adicionales. Es habitual que se recomiende realizar pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y electrocardiogramas, para descartar patologías que pudieran complicar el uso de anestesia. Cumplir con estas recomendaciones otorga mayor tranquilidad y minimiza los riesgos asociados a la intervención.
Después de la operación, es normal que el can necesite unos días de reposo y vigilancia para evitar que se muerda o se rasque la herida. La zona de sutura debe mantenerse limpia y protegida, siguiendo las pautas que indique el especialista. Algunos perros presentan cierta apatía o falta de apetito al principio, pero en la mayoría de los casos, estos síntomas remiten pronto. El acompañamiento cercano y el ambiente tranquilo en el hogar ayudan a que la recuperación sea más llevadera para el animal, que suele volver a su rutina con rapidez.
La importancia de la esterilización trasciende el ámbito individual y beneficia a la comunidad en su conjunto. Al reducir la reproducción no deseada, se evitan camadas que podrían terminar en situaciones de abandono o maltrato. Esta práctica, cada vez más extendida, conforma un factor clave en la lucha contra la superpoblación canina, un problema que en muchos lugares origina preocupaciones de salud pública y bienestar animal. Contribuir a la disminución de perros sin hogar no solo otorga tranquilidad al dueño, sino que se alinea con un compromiso ético hacia los seres vivos.
Las campañas de concienciación suelen enfatizar la relevancia de esterilizar a las mascotas a temprana edad, a fin de maximizar los beneficios preventivos. Sin embargo, la intervención también puede llevarse a cabo en perros adultos, siempre y cuando el veterinario lo autorice. Algunas asociaciones e instituciones ofrecen jornadas especiales a precios más asequibles para facilitar el acceso a este servicio, pues asumen que la tenencia responsable no debe ser un privilegio restringido a un sector de la población, sino una práctica colectiva que incluya a todos los dueños de animales.
La decisión de pasar por este proceso nace de la responsabilidad y el cariño hacia el perro, que se convierte en un miembro más de la familia. Aunque la sola mención de la cirugía pueda generar inquietud, la suma de factores positivos –entre ellos la prevención de enfermedades graves y la mejora del comportamiento– refuerza la idea de que la esterilización es una vía para ofrecer al animal una vida más larga y saludable. Tomar en cuenta las recomendaciones profesionales y atender con paciencia la convalecencia son pasos que, en la mayoría de los casos, redundan en un bienestar superior para la mascota y su entorno.