La época navideña y el turrón son inseparables en España, Italia, México y Argentina, donde el consumo de este dulce tradicional se dispara cada año durante el mes de diciembre. Este fue un manjar propio de reyes, por más que hoy turrón comprar esté al alcance de todos. De hecho, la costumbre de tomarlo en Navidad tiene su origen en un regalo que Isabel I y Fernando II recibieron con motivo de esta festividad.
En tiempos de Carlos I de España, apasionado del turrón, esta masa dulce con almendras y miel fue utilizada como obsequio real, para impresionar a figuras extranjeras de importancia. Durante el reinado de Felipe II, además de multiplicar el prestigio del turrón, se expandió internacionalmente a través de la Ruta de las Especias.
Lejos de ser un bocado para privilegiados, el turrón se ha distinguido por su accesibilidad para todas las clases sociales. Tanto es así que la Cuba de Fidel Castro, en la década de los sesenta, cuando aún gozaba de cierto prestigio, realizó un encargo masivo de turrón a Jijona, en Alicante. El episodio recibe el nombre de «Pedido de Cuba».
En la actualidad, la localidad valenciana sigue elaborando la variedad más conocida del turrón, el blando, que dispone incluso de Denominación de Origen. La variante «dura» de este dulce es nombrada como de Alicante. Sin embargo, las raíces del turrón deben rastrearse en el pueblo musulmán que habitó la Península a partir del siglo ocho, como evidencia en cierto modo el uso combinado de las almendras y la miel.
Los historiadores van más allá al afirmar que griegos y romanos preparaban un dulce similar. Su ingesta coincidía con las Olimpiadas clásicas, cuando los participantes necesitaban restablecer sus energías con rapidez. Los cronistas lo han descrito como una pasta de miel y frutos secos, entre ellos las almendras.