Saltar al contenido

La importancia de la iluminación natural

Durante buena parte de mi vida me alojé en un piso con no demasiada iluminación natural. Era un primero que en uno de los lados daba a la calle y el otro a la terraza. En el lado de la calle, orientado al norte, teníamos el salón y dos habitaciones. El sol no daba nunca directamente y nunca hubo demasiada luz en esa zona.

Sin embargo, el otro lado, al dar al sur, tenía buena luz durante mucho tiempo por la mañana. Por eso, la habitación y la cocina de esa zona eran mis espacios preferidos. Además, se habían colocado unos estores para cocina especiales que permitían tamizar la luz de forma muy agradable. Y del baño, literalmente, estaba enamorado. Nunca he vuelto a tener un baño con tanta luz.

Después de vivir en esa casa, entendí la importancia de la iluminación natural. ¿Por qué me sentía mucho más a gusto en una zona de la casa? Por la luz. Algo tan obvio, me costó entenderlo bastante tiempo. Es posible que también influyese el ruido que en la zona de la casa que me gustaba también era menor. Poco ruido y mucha luz, lo mejor para vivir (en mi caso).

En todos los pisos que viví después, las cosas fueron muy diferentes. Para empezar, todos fueron más pequeños. Lo tener dos lados para elegir uno… En una casa que estuve hace poco, la cocina y el dormitorio daban a un mini patio. La distancia entre mi casa y la del vecino no era mayor de dos metros. ¿Luz natural? Ninguna. ¿Ruido? Para dar y regalar. Tuvimos que colocar estores para cocina, pero no para tamizar la luz, sino para impedir que el vecino nos observara mientras hacíamos la tortilla de patata…

Más adelante estuve en un piso con orientación suroeste, con un salón de gran ventanal. Teníamos mucha luz natural en esa zona por la tarde, pero la cocina y el baño no tenían nada de luz.

Ahora que lo tengo claro, a la hora de buscar un piso estaré muy atento a su orientación, no quiero volver a vivir en una cueva.