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Cocinar sano y renunciar para siempre a los fritos

Cuando nos ponemos a dieta y pensamos en cocinar sano enseguida nos viene a la cabeza el comer cocido o a la plancha. Sin embargo, hay otra alternativa muy saludable y que a menudo obviamos: el horno. Cocinar al horno no tiene por qué implicar cocinar con salsas pesadas o hacer comidas con mucha grasa.

Un pescado al horno con un poco de caldo de pescado y zumo de limón está delicioso cocinado a fuego lento. Y es una alternativa tan saludable como comer ese mismo pescado a la plancha. Se trata de variar y de no hacer siempre los mismos platos.

El horno es muy cómodo, no mancha demasiado y además, los hornos modernos se limpian con bastante facilidad. Y si tu cocina no está equipada con uno o se te ha estropeado, puedes adquirir hornos pequeños baratos que se colocan sobre la encimera y se enchufan. Una buena alternativa también para aquellas cocinas pequeñas en las que prefieres alacenas antes que un horno que te ocupe demasiado.

Estos hornos pequeños permiten cocinar todo tipo de platos y no tienen un consumo eléctrico demasiado elevado. Son perfectos para cocinar para una persona sola o para dos. Escoge uno que te permita realizar tus comidas favoritas. Por ejemplo, si te encanta el pollo asado, el horno debe de poder hacer un pollo entero aunque sea uno pequeño. Así podrás disfrutar de un pollo al horno, uno de los platos más deliciosos y más sanos que puedes comer.

¿Y las pizzas? Este plato es el favorito de muchas personas que casi podría decirse que usan su horno exclusivamente para ellas. Es cierto que una pizza nunca es la alternativa más saludable, pero si no puedes resistirte a ellas lo mejor es que tú mismo hagas la masa. Así tendrás todas las garantías de que estás tomando productos de calidad y que no hay grasas saturadas en tu pizza.

Procura añadirle ingredientes muy naturales y que lleve también vegetales entre sus ingredientes. A pesar de todo lo que digan, si te gusta la pizza con piña es una buena opción para tomar una pizza un poco más sana. Puedes escoger un queso bajo en calorías y poner poca cantidad. De esta forma, estarás consiguiendo una pizza más ligera. El cualquier caso, debe de ser un alimento para tomar de manera ocasional y no un plato habitual en tu mesa.