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4 productos de hostelería que puedo usar en casa

  1. Las anillas a la romana congeladas para hosteleria y otros alimentos congelados de alta calidad. Son más baratos que los que se compran para el hogar, sobre todo porque los formatos son más grandes. Pero si tienes un congelador de buen tamaño o una familia numerosa, te saldrán muy a cuenta. No son recomendables para hogares en los que solo viven una o dos personas ya que las cantidades de las bolsas son excesivas para ellos y ocupan mucho sitio. La calidad de los congelados para hostelería es muy alta y hay una gran variedad de productos que incluyen carnes de todo tipo, pescados y otros productos del mar y verduras.
  2. La ropa. La ropa que se fabrica específicamente para los trabajadores de hostelería, como los gorros para recoger el pelo o los mandiles, son mucho más cómodos y más económicos que muchos de los que se compran normalmente para usar en casa. Además, dan muy buen resultado. Por eso, muchas personas compran este tipo de artículos en tiendas especializadas en ropa de trabajo y se ahorran dinero ganando en comodidad y calidad.
  3. Menajes. Muchas veces, el menaje que usamos en casa se basa más en la estética que en la calidad. Pero los productos de uso industrial están pensados para durar mucho tiempo y dar los mejores resultados. Por eso, las ollas son capaces de transmitir el calor de una manera igual a todo su contenido o las sartenes soportan el uso prolongado sin perder sus capas adherentes. Por no hablar de los cuchillos que cortan de verdad y que siguen cortando al cabo de varios meses. Incluso hay quienes compran los platos básicos de hostelería para sus casas porque son muy económicos y dan buen resultado para el lavavajillas.
  4. Limpiadores. Las cocinas de los restaurantes tienen que estar impecables y también los hornos, sartenes etc. Por eso, los desengrasantes que se usan para las cocinas industriales son ideales también para nuestras cocinas. Nos permitirán tener el espacio en el que preparamos nuestros alimentos totalmente desinfectado y listo para ser usado, con un aspecto impecable. Y sin tener que matarnos a fregar, ya que son productos de gran calidad. No se venden en los supermercados, sino en tiendas especializadas por lo que a veces son difíciles de conseguir para el consumidor normal. Pero vale la pena tratar de encontrar un proveedor.